El empleo es la primera preocupación de los españoles según la encuesta realizada por el Centro de Investigaciones Sociológicas. Esta situación no puede ser de otra manera en el contexto actual pero el Centro resalta que así ha sido la tendencia desde el año 2009, alcanzando su prioridad máxima en el 2011.
Hoy la sociedad está profundamente preocupada por la emergencia sanitaria y un 50.8% teme perder su empleo, según El País. Los datos de paro durante este mes de marzo se han situado en los peores momentos de la crisis y se corresponden con los registrados en enero de 2009. Sean consideradas aparte, personas que se encuentran al abrigo de los ERTE y que no computan en el paro pero que suman 620.000. un 25% más que las afectadas por suspensiones en todo 2009.
El objetivo de esta exposición de datos no es echar lefia al fuego ni tampoco decir algo nuevo (solo hace falta abrir el navegador una vez al día para ver el aluvión de noticias en esta dirección). Pero algo que no está tan presente es cómo afecta la crisis sanitaria en la nueva concepción de puestos y cómo la empresa puede contribuir en su responsabilidad social más inmediata: mantener el empleo.
Con la salida progresiva del estado de alarma y las pautas de distanciamiento que debemos mantener hasta que tengamos soluciones médicas, las empresas, en su misión de poner a las personas en el centro, deben extremar algunas medidas. Proporcionar equipos de protección Individual, herramientas tecnológicas suficientes para permitir un trabajo en remoto y ofrecer ayuda psicológica si fuese necesaria, se configuran como las más importantes.
El nuevo orden de concepción de puestos orientado a fórmulas de teletrabajo puede traer consigo algunas oportunidades. Muchos de los puestos que ya conocemos no pueden ser ocupados por personas con capacidades diferentes por no estar prevista esta perspectiva en la ergonomia de concepción de puestos. La inversión en tecnología puede tener en cuenta caracteristicas de accesibilidad universal y buscar la máxima adaptación a la persona desde el punto de vista sensorial y cognitivo. La edad laboral abarca actualmente el ciclo cronológico más largo e incorporar este añadido nos protege a todos y todas
Otro de los aspectos importantes es la relación entre el tiempo, la salud y el confort desde el punto de vista falco y psíquico. Es imprescindible repensar qué horarios son los más adecuados y cómo se van a organizar las pautas de descanso en casa. No vamos a tener control sobre la Incidencia de factores ambientales, pero sí podemos proporcionar información sobre las condiciones de temperatura e iluminación más adecuadas.
Los cambios también constituyen factores de riesgo en el ámbito psicosocial.
Podemos experimentar demandas nuevas porque no tenemos las competencias necesarias para gestionar el cambio. No sabemos qué rol ocupamos, ni cómo efectuar eficazmente la comunicación con nuestros colaboradores, y todo se ve agravado por volverse más presente la interacción familia-trabajo. Hay que combatir todas estas situaciones a través de la organización del trabajo y la provisión de apoyo social. Se pueden enseñar además hábitos de salud, que pongan en valor técnicas mindfulness o talleres de actividad física para mejorar la movilidad y prevenir lesiones.
La ONU advierte que se debe prestar especial atención al impacto económico sobre las personas más vulnerables y recuerda el papel fundamental de las empresas para mantener el empleo y proporcionar un entorno seguro. No ajena a que esto es la punta del Iceberg cuando resulta urgente facilitar la continuidad de los negocios, realiza un llamamiento para la observación de otros principios como la colaboración financiera y la cooperación público-privada en la prestación de los servicios de la salud.