Queda muy poco para que las empresas con más de 250 personas trabajadoras tengan que presentar cuentas no financieras. La cuestión es tal que ya se habla de habilidades relacionadas con el «reporting» como una competencia valorable en el empleo. Esto es así porque las empresas se verán en la aventura de realizar memorias de sostenibilidad a partir del año 2022, labor que requiere de un esfuerzo en recogida de datos y de conocimientos en estándares internacionales para una correcta presentación de los mismos.
Todo empieza con la entrada en vigor de la Directiva 2014/95/UE sobre divulgación de información no financiera y diversidad destinada a grandes empresas. España la incorpora a su ordenamiento interno, en noviembre de 2017, mediante el Real Decreto Ley 18/2017 sobre información no financiera y diversidad, asumiendo una transcripción casi literal de la norma europea. No obstante, será un año más tarde, con la Ley 11/2018, cuando se amplía el número de empresas obligadas al reporting y se elevan los niveles de exigencia en materia de transparencia.
La nueva norma se aplica a aquellas sociedades de capital y que formulen cuentas consolidadas cuando constituyan entidades de interés público y/o tengan más de 500 personas trabajadoras. Respecto aquellas empresas que tengan más de 250 personas trabajadoras, solo cuando de forma acumulativa, el total de partidas de activo o el importe neto de la cifra de negocios ascienda a 20 o 40 millones de euros, respectivamente. Estos requisitos deben reunirse durante dos ejercicios consecutivos y se tendrán en cuenta a la fecha de cierre. Y sí, este año cuenta.
Esto implica que toda sociedad incluida en el alcance de la nueva norma está obligada a elaborar el estado de información no financiera consolidado incluyendo a todas las filiales y para todos los países en los que opera. De la misma forma, las filiales deben conocer el lenguaje y compilar los datos necesarios para la comunicación con su empresa matriz.
¿Pero cuáles son exactamente los ámbitos objeto de información no financiera?
Modelo de negocio
Se debe incluir una descripción del entorno empresarial, la organización y su estructura, los mercados en los que opera, los objetivos, estrategia y principales factores y tendencias que pueden afectar a su evolución.
Para cada una de las cuestiones requeridas se debe incluir:
¿Cómo y cuándo debo presentarlo?
Las empresas deben utilizar marcos y estándares reconocidos internacionalmente para preparar y publicar la información no financiera como Global Reporting Initiative (GRI), Pacto Mundial, Objetivos de Desarrollo Sostenible, etc. La información reportada tiene que estar verificada por un prestador independiente de servicios de verificación, con el objetivo de ofrecer evidencias de que el estado de información no financiera está libre de cualquier error relevante y aportar fiabilidad.
El estado de información no financiera puede incorporarse al Informe de Gestión o realizarse en un documento separado, en cuyo caso debe expresar que dicha información forma parte del Informe de Gestión de la compañía. Deberá someterse a los mismos criterios de aprobación, depósito y publicación que las Cuentas Anuales y el Informe de Gestión.
El estado de información no financiera debe ponerse a disposición pública en la página web de la compañía, dentro de los seis meses siguientes a la fecha de finalización del año financiero y estar disponible por un período de cinco años.
¿Cómo cumplir la norma en fases sencillas?
Diagnóstico
Realizar un proceso de auditoría inicial para identificar los riesgos y establecer medidas de prevención o mitigación de los mismos.
Políticas de gestión
En relación a temas relevantes, definir políticas, objetivos, procesos y herramientas de seguimiento y medición (KPI).
Reporting y verificación
Recoger datos, elaborar una memoria según criterios estandarizados y contratar una verificación externa.
Es claro que el proceso de reporting nada tiene que ver con una auditoría de gestión, sino que se articula como una obligación de información más, con la dificultad de no tener una regulación clara y aludir a los estándares de responsabilidad social, que pocas empresas acostumbran a manejar. Es por ello imprescindible la intervención de un prestador independiente de servicios de certificación para transmitir confianza en la información presentada.
En Take Prospect tenemos la capacidad de ayudar a empresas y a organizaciones a entender la responsabilidad social, conocer los estándares más importantes y diseñar una hoja de ruta que permita identificar riesgos y oportunidades, así como proponer políticas de gestión adecuadas de forma integrada con otros sistemas.